“La piel del pollo”, contaba el futbolista inglés David Beckham, entrevistado durante su etapa como jugador del Real Madrid, “es la mejor parte del pollo, pero la tenemos que quitar”. El vestuario blanco vivió una pequeña revolución en 2005, con la llegada de su primer dietista.
Hoy día en el deporte profesional se controla hasta el último carbohidrato, pero no hace tanto que la dieta del deportista era la ley de la jungla, y él era el león. En los primeros noventa, en el autobús del Arsenal de Londres, los jugadores apostaban quién comía más pasteles antes del partido.
En Flanker trabajamos para vestir al jugador de rugby pero también nos preocupa que la talla de esta temporada no se le quede pequeña para la siguiente. Por este motivo, uno de los temas que tratará este blog será la nutrición del deportista.
Cuidar la alimentación aporta tres grandes beneficios al deportista. En primer lugar, le permite sacar pleno rendimiento a sus condiciones físicas en la práctica de su deporte.
No es menos importante la parte de la nutrición deportiva que tiene que ver con la recuperación tras la práctica. El segundo beneficio de una nutrición correcta es compensar los desequilibrios que podrían poner en peligro su salud.
En tercer lugar llegaría el beneficio psicológico. Respetar la dieta ayuda a disciplinar la mente del deportista. Controlar el peso mejora su autoestima. Puede que esta disciplina le impida comerse una hamburguesa, pero le servirá de acicate para salir y comerse el mundo.
No hay una receta mágica para la nutrición deportiva. No es que exista una dieta para cada deporte, es que cada deportista necesita su propia dieta, que será además dinámica. Detrás de los bajones puntuales de forma, como las pájaras de los ciclistas, se encuentran a veces decisiones nutricionales incorrectas.
En el deporte de elite, se ha vuelto una pieza indispensable de los equipos el nutricionista, un profesional que hasta hace poco era tan exótico como el psicólogo deportivo. Por supuesto, a medida que disminuye la exigencia competitiva, es menor la necesidad de someter la alimentación a un exhaustivo programa de análisis. Pero conviene tener en cuenta los beneficios secundarios de la nutrición deportiva, en particular si nuestra práctica no se somete al escrutinio de médicos y preparadores: es una inversión en salud, tanto la mental como la física.
En los países avanzados, el profesional de la nutrición es una figura regulada que, antes de popularizarse en el mundo del deporte, surgió en el ámbito de la salud. En España existen dos figuras: el graduado universitario en nutrición humana y dietética, para el que se reserva legalmente el título de dietista-nutricionista, y el técnico superior en dietética, al que se denomina indistintamente dietista o técnico en dietética.
¡Deportistas! No salgáis corriendo todavía en dirección a la consulta médica. Si estáis sanos, y amar y practicar un deporte es uno de los mejores indicios de salud que existen, estos profesionales os pueden ayudar.
Si esperabais algún consejo práctico de esta entrada, la primera que dedicamos a la nutrición deportiva en el blog de Flanker, lo hemos dejado para el final: la piel del pollo puede no ser tan mala como la pintan. Así que va en gustos, querido Beckham.
